Los incendios estructurales y otras emergencias que involucren agentes contaminantes generan niveles de exposición inciertos en los respondedores a la emergencia. Para disminuir el impacto a la salud de bomberos es muy importante que se Implementen programas de descontaminación en escena que incluyan equipos de protección personal y estrategias de mitigación de contaminación cruzada en los cuerpos de bomberos.
Lo anterior requiere primero en un cambio de políticas de la institución, dando la preponderancia necesaria al problema, en segundo lugar se deberán desarrollar actividades de educación acerca de la problemática a resolver, para finalmente adecuar las instalaciones y adquirir los recursos físicos que permitan realizar las instrucciones entregadas por los procedimientos emitidos por la autoridad competente.
La agencia internacional de investigación sobre cáncer, perteneciente a la organización mundial de la salud, ha clasificado la labor de bomberos como posiblemente cancerígena y podría cambiar prontamente a una mayor correlación; probablemente cancerígena (Stull y Stull, 2015).
Estos temas no son nuevos, en el año 1988, se realizó un estudio en el departamento de bomberos de Búfalo, sus resultados indicaron que los bomberos están frecuentemente expuestos a concentraciones significativas de materiales peligrosos como monóxido de carbono, benceno, dióxido de azufre, cianuro de hidrógeno, aldehídos, cloruro de hidrógeno, diclorofluorometano y material particulado. Además, muchas veces los humos presentes en las emergencias eran subestimados al no tener un impacto visual importante o no impresionar como peligrosos, descartando la protección respiratoria (Brandt et. al, 1988).
Otro estudio concerniente a las partículas y su infiltración a través de los equipos de protección personal es el realizado por el departamento de defensa de EE.UU. por petición de la asociación internacional de bomberos (Stull y Stull, 2015).
Los resultados mostraron que el humo penetra fácilmente la ropa, principalmente en zonas de superposición entre prendas y sirve como vía de exposición a sustancias tóxicas para los bomberos en los incendios (Stull y Stull, 2015).
En un estudio reciente, se midió la exposición cutánea de los bomberos de los a hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs) en el cuello, cara, brazos y escroto después de entrenamiento controlado con fuego vivo donde se utilizaron equipos de protección Personal (EPP) lavados y/o nuevos. Se encontró un aumento estadísticamente significativo de los HAPs en el cuello, que los investigadores atribuyen a la inferior protección a exposición cutánea ofrecida por las esclavinas de los bomberos (Fent et. al, 2014).
Los uniformes de bomberos contaminados puede ser una fuente de exposición cutánea importante, donde cada vez que los bomberos toquen el equipamiento contaminado, esparcirán elementos nocivos a otras partes su cuerpo (Fabian et. al 2010; Lacey et. al, 2014).
Se postula que la presencia de elevados niveles de benceno en bomberos se debe no sólo a la respiración de contaminantes, sino también a través de la absorción a través de la piel o inhalación de la gasificación proveniente de equipamiento contaminado. Se observa además, que elevados niveles biológicos de HAPs y benceno están presentes incluso cuando se utiliza equipo de protección personal completo y equipo de respiración autocontenido (Fabian et. al 2010; Laitinen et. al 2009).
La evidencia indica que deben establecerse estrategias para realización de descontaminación bruta del equipo en la escena, tomar una ducha tan pronto como sea posible, tener instalaciones adecuadas para descontaminar los EPP post emergencia, además de administrar adecuadamente los espacios para evitar la contaminación cruzada a dependencias como comedores, dormitorios, oficinas u otros.
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